La última conferencia de presidentes, será recordada por los grandes anuncios del jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez y por las protestas de la extrema derecha a las puertas del monasterio de San Esteban en Salamanca. De hecho, decenas de manifestantes con banderas españolas se precipitaron al edificio para recibir con grandes muestras de cariño y gritos de «Viva el Rey» y «Viva España Unida» a Felipe VI e insultar a Pedro Sánchez y por la ausencia del presidente catalán, Perè Aragonés.
En este contexto, algunos de los manifestantes lo culparon de «140.000 muertes» por coronavirus y exigieron su renuncia.
Uno de los principales anuncios de Sánchez se refería a la gestión de fondos para la primera parte del programa Next Generation. En este sentido, el presidente del Ejecutivo ha manifestado que en este año se transferirán a las Comunidades Autónomas 10.500 millones de euros, el 55% de los 19.036 millones de euros aportados por la Unión Europea para 2021.
Los datos aportados por el titular del Ejecutivo estaban en línea con el avance del pasado mes de octubre desde Moncloa, donde anunciaron que la mitad de los fondos no se ejecutarían desde la administración estatal.
El presidente español una vez más se ha animado a la gestión de la pandemia. Si ayer significó que «España es la nación que más ha vacunado entre los 50 países más poblados del mundo, por delante de Reino Unido, Estados Unidos, Francia o Alemania, entonces podemos decir que tiene la medala de oro en vacunación», en reunión con sus homólogos en las comunidades autónomas insistió en que el 55,7% de los ciudadanos del estado «ya tiene la pauta completa y el 66% de los ciudadanos ha recibido al menos la primera dosis».
En este sentido, destacó «una compra masiva en las próximas semanas» de vacunas, es decir, «3,4 millones de dosis adicionales de Pfizer».
La cumbre fue muy criticada por los presidentes populares y el líder de la formación, Pablo Casado. Así, por ejemplo, la madrileña Isabel Díaz Ayuso denunció el «trato preferencial» y «cada vez más asimétrico» de Sánchez con las «comunidades desleales con España». En la misma línea, Pablo Casado acusó al jefe de Gobierno de asistir a la reunión «con el garrote para el Partido Popular y la zanahoria para los nacionalistas» y advirtió que su partido no aceptaría «cacicadas para cambiar los fondos de la UE por votos».